¿Por qué desinfectar?
Simplemente, para eliminar los microbios que pueden ser peligrosos para la salud. Estos están presentes en nuestras manos, las superficies y en la ropa.
La proliferación de las bacterias en una casa se produce a una velocidad vertiginosa: ¡1 sola célula bacteriana genera una colonia de 1.000 millones en menos de 24 horas!
Un reto de salud
Además, la transmisión de los microbios se realiza sin que nos demos cuenta. Muchas infecciones se propagan por contacto indirecto cuando se transfieren los gérmenes, a través de las manos, de un objeto contaminado (picaportes, teléfonos, mando a distancia, encimera, etc.) a nuestro cuerpo.
Como nuestras manos tocan varias superficies durante el día, son el principal factor de transferencia de los microbios hasta nuestra nariz, nuestra boca y nuestros ojos o hacia otras superficies que llevarán los microbios a otras personas.
Con el fin de protegerse contra estos riesgos, es necesario adoptar unas acciones adecuadas de higiene y utilizar unos productos de limpieza y de desinfección adecuados, puesto que una limpieza clásica no permitirá eliminarlos completamente.
¿En qué casos el riesgo es más importante?
Bebés y niños
Al nacer, el sistema inmunitario del bebé no está operativo, lo que hace que sea particularmente vulnerable a las infecciones. Ciertamente, el proceso de inmunización empieza enseguida (menos de 48 horas después del nacimiento), pero la progresión es lenta. Por lo tanto, no está protegido frente a los microbios.
Además, al crecer, la curiosidad del bebé le incitará a descubrir el mundo que le rodea: querrá verlo todo, tocarlo todo, experimentarlo todo y probarlo todo. ¡No dudará en restregarse sobre la alfombra del salón o chupar el suelo de la cocina, llenándose de microbios! La curiosidad y la falta de « aversión » de los bebés hacen que estén todavía más expuestos al riesgo de infección.
Por estos motivos, los bebés y los niños corren un riesgo si la higiene a su alrededor no es buena. Sin que esto se convierta en una obsesión, es preciso adoptar una serie de medidas de limpieza. Descubra todos nuestros trucos y consejos para lograr un entorno sano alrededor del bebé.
Mujeres embarazadas
Al comienzo del embarazo, el sistema inmunitario se fragiliza para evitar que el organismo rechace al embrión del bebé. Paralelamente, el cuerpo deberá responder, además de a sus necesidades, a las del niño, con el fin de garantizar su buen desarrollo, lo cual fatiga de manera considerable a la futura mamá.
Por este motivo, la mujer embarazada, aunque su embarazo sea bueno, debe estar alerta, para evitar contraer enfermedades que pudieran tener unas repercusiones nefastas en el desarrollo de su hijo.
Una buena higiene corporal y alimentaria le permitirá enfrentarse a este periodo con serenidad.
Personas mayores y/o enfermas
Con el tiempo, la eficacia del sistema inmunitario disminuye. El cuerpo humano produce menos glóbulos blancos, lo que hace que esté menos protegido frente a las enfermedades. Esto explica por qué las personas mayores son más sensibles. Las personas enfermas son asimismo más vulnerables a determinados gérmenes. Esto es todavía más cierto para las enfermedades crónicas o graves, como la diabetes, las enfermedades pulmonares, los trastornos cardiovasculares, el cáncer, etc.
Por lo tanto, es preciso estar alerta a no contaminarles si, por ejemplo, uno está enfermo, y a ayudarles, si fuera necesario, a mantener un entorno limpio.
Animales de compañía
Los animales de compañía (gatos, perros, cobayas…) forman parte de la vida cotidiana. Viven en nuestras casas y duermen a veces en nuestra cama.
Ahora bien, el animal doméstico puede ser el vector de numerosos agentes patógenos o alergizantes que pueden suponer para el hombre enfermedades más o menos graves. Por este motivo, la presencia del animal en casa impone algunas reglas de higiene elemental, aplicables al mismo animal, a las personas de su entorno y a los lugares en los que se mueve.